Entrevista a Larbi Ennass, realizada por Rachid Elyounoussi y publicada en
En el marco de analizar los acontecimientos y la escalada militar en el Sahara , InfoTalQual ha entrevistado al analista Aaiunense Bahi Larbi Ennass, director del Centro «La Paz» de estudios políticos y estratégicos y ex-alto oficial del ejército del Polisario, donde ocupó varios cargos militares, entre ellos el de comandante de la Escuela de Oficiales Militares y el de comandante de la base «Mártir Hadad». Graduado de la Escuela Superior Militar de Trípoli, Libia en la epoca de Mouamar El Gadafi.
TQ: Los últimos acontecimientos y la escalada militar en el Sahara auguran una nueva guerra fratricida que reabrirá las heridas y los sufrimientos en la región tras tres décadas de relativa calma.
¿Cómo se ve desde la perspectiva de un analista experimentado en este conflicto?
Partiendo de una analisis objetivo que tenga en consideración la situación de los actores principales (Marruecos, el Polisario y Argelia) y aun extendiéndolo a Mauritania y España, no parece que la lógica de la guerra pueda imponerse en estas circunstancias. Los confrontamientos bélicos solo pueden desencadenarse cuando al menos uno de los contendientes asuma la convicción de que puede lograr con las armas lo que no consigue por medios políticos, y a estas alturas dudo que alguien pueda haber llegado a esa conclusión, sería un disparate de grandes consecuencias por su parte.
Creo que todo esto no es más que «una tormenta en un vaso de agua», una guerra propagandística liberada en los medios y redes sociales aderezada con ciertas actividades de guerra tímidas y limitadas (hostigamientos inocuos) y con bastante más ruido que nueces.
Esto que afirmo no significa necesariamente un descarte total de esa posibilidad que nadie quiere, pues a veces los acontecimientos adquieren vida propia y se les escapan de las manos a los que creen tener el control, máxime si se dejan arrastrar por obscuras agendas ajenas a la región concernida.
TQ: – El conflicto del Sahara Occidental a perdurado bastante y las salidas viables y razonables a este atolladero chocan con la resistencia de algunas partes a ceder. El proceso auspiciado por la ONU hibernó en un profundo letargo. ¿Cree que hay esperanzas reales en que se llegue al fin a soluciones consensuadas y viables y por parte de quién se plantearían?
Créo que al fin ha llegado la hora de la moderación y el pragmatismo, y que lo que presenciamos ahora no es más que los últimos coletazos de la intransigencia inmovilista. Es hora de alejarse de los postulados extremos y los sloganes estériles, pues todas las partes involucradas deben haber concluido a estas alturas que es imposible conseguir todo lo pretendido sin dar nada a cambio.
Y esta lógica realista y constructiva está ganando terreno paulatinamente.
La irrupción de nuevos movimientos que abogan por La Paz y entre los que destaca el «», no son producto de una coincidencia pasajera o capricho puntual sino que son la lógica e irreversible consecuencia de un proceso de convergencia obligatorio hacia el cual van empujando una serie de condiciones objetivas (apertura en Marruecos, relectura sosegada de la Historia, debilidad de los argumentos de ruptura en estas condiciones… etc)..
No me cabe la menor duda que por mucho alboroto que se monte y mucha resistencia que se ofrezca, el futuro pertenece a estas nuevas ideas dinámicas, realistas y pragmáticas que van ganando terreno día tras día a paso lento pero seguro.
Los «dogmas» de identidad van cediendo terreno paulatinamente porque no se sostienen y pertenecen al pasado.
Los únicos objetivos que realmente merecen lucha «a capa y espada» y sacrificio son el desarrollo igualitario y sostenible, las libertades y derechos y la paz que les crea el clima idóneo para germinar, y nó como en su día dijo un político español «El instinto mamífero de marcar fronteras con orines».
Las élites intelectuales de toda la región están llamadas a moderar su discurso y usar su influencia para favorecer esta dinámica y alejarse de esas soflamas «ultrapatrióticas» y excluyentes que se retroalimentan.
Las fronteras coloniales y el legado de la guerra fría no deberían seguir condicionando la agenda de nuestros pueblos. Es ridículo.
TQ: – A pesar de la importancia del papel de la diplomacia internacional en el tema del Sahara ¿No crees que la sociedad civil en el territorio en disputa y por ser la más perjudicada por el conflicto debería desempeñar un rol activo en la búsqueda de salidas?.
Totalmente de acuerdo. Creo que tenemos el deber histórico de recuperar la iniciativa y el protagonismo y ayudar a remar hacia la ansiada paz.
Hasta hace relativamente poco, los nativos del ex-Sahara español (Saguia el Hamra y Río de Oro), y esto dista de ser sinónimo de saharaui, nos limitábamos al papel de comparsas en nuestro propio drama.
Argelia usaba a parte de nuestra población con sus «cantos de sirena» independentistas como herramienta humana en su eterna disputa con Rabat por la hegemonía regional. El mismo Polisario fue creado por foráneos y en tierras ajenas al conflicto para satisfacer necesidades que poco tenían que ver con nosotros. Esos mismos personajes siguen dirigiéndolo a día de hoy según sus intereses, siendo nosotros poco más que moneda de cambio para sus transacciones y carne de cañón para sus guerras.
Por otra parte y en ambas riberas del conflicto se puede intuir e incluso constatar que el fín de este drama a dejado de interesar a mucha gente que le saca jugosos dividendos a este impase. Y solo podremos voltear esta dinámica destructiva alzando la voz y actuando por la paz y la concordia.
A día de hoy tenemos sobre la mesa una oferta seria y negociable de autonomía presentada por Marruecos y que a mi juicio es una oportunidad a aprovechar para sondear una salida digna, realista y viable. No aceptarlo sería una negatividad incomprensible e inexplicable.