Tras la publicación de un artículo de opinión por el columnista del Día de Tenerife, Francisco Pomares, Hach Ahmed respondió en el mismo diario criticando los desatinos del mencionado periodista. La réplica se publicó hoy, primero de mayo, bajo el título de: «Dardos de allí, enfrente».
Dardos de allí, enfrente
Ojeando algunos medios de prensa canarios me topé con una opinión firmada por Francisco Pomares en El Día de Tenerife en la que dirige venenosos dardos hacia el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y de paso al Movimiento Saharauis por la Paz. No voy a entrar en ajustes de cuentas que pueda tener el autor con el dirigente socialista, ni en las razones de su abierta hostilidad hacia el PSOE. De hecho, no me incumbe. Lo que sí me parece una ligereza inaceptable es que su diatriba contenga expresiones poco respetuosas hacia el Movimiento Saharauis por la Paz, cuyo aniversario ha sido el evento al que se refirió para criticar la intervención del líder socialista y sus llamamientos a favor de un entendimiento entre saharauis y marroquíes, tras medio siglo de guerra y sufrimientos.
Entre los términos de mal gusto usados por el columnista retuve la expresión “el llamado movimiento” refiriéndose al MSP. Además de ser una expresión poco elegante raya en un vulgarismo impropio del autor de una decena de obras literarias. No menos insólita es la afirmación, según la cual, dicha celebración habría sido “patrocinada por Marruecos”, deslizando lo que podrían ser elementos de una matriz de opinión avanzada ya por elementos afines al Polisario en Canarias para desprestigiar al MPS que, como se sabe, aún está en pañales y que no busca sino impulsar la democracia y la paz en su tierra. El hecho de que un profesor universitario que imparte clases de periodismo incurra en afirmaciones carentes de rigor y objetividad, es cuando menos un desatino.
A veces una imprudencia insignificante como la anterior es mejor que pase desapercibida, sobre todo si el autor no es una autoridad en la materia. No es el caso, por eso he considerado pertinente salir al paso para puntualizar que dicho evento, no contó, en absoluto, con el patrocinio de nadie. Fue un acto sencillo y modesto, que, como todo lo que se está llevando a cabo en los tiempos que corren, se desarrolló por vía telemática y la mayoría de los panelistas estaban situados, físicamente, a miles de kilómetros. Hacer referencia a un supuesto “patrocinio marroquí” no deja de ser pues, una insinuación tóxica y nada naif. Es probable que el Sr. Pomares no tuvo tiempo, ni interés por ver el acto o investigar, dejándose llevar por su imaginación literaria como novelista y no en calidad de periodista. El acto solo duro una hora, sin consumo siquiera de agua. Los espectadores del debate, miembros del MSP, no sostenían copas, ni iban vestidos de gala. El escenario, no era, ni de lejos, parecido al de una entrega de premios literarios, a los que el Sr. Pomares, probablemente, esté acostumbrado. Tan solo era una jaima o tienda de lona con un grupo de personas sentadas delante de una pancarta hecha de papel que apenas costó cinco euros a cada una de ellas, un poco menos que valor en el mercado de diez ejemplares del best-seller de Pomares La pistola que le regaló Milan Astray a mi abuelo.
Llama poderosamente la atención que el columnista lleve tanto tiempo en Canarias y no tenga una opinión definida respecto a la necesidad de que se instaure la paz y la estabilidad allí, enfrente, en el Sahara Occidental.
Curiosamente, él autor se refiere al momento actual como “de tensión máxima” trasluciendo cierto fervor por la reanudación de los combates. “El Polisario mantiene un estado de guerra contra Marruecos declarado desde el pasado 13 de noviembre, con enfrentamientos a lo largo del muro de contención que… han provocado ya muertos y heridos” entre las dos partes. A continuación, se desmiente a sí mismo: “parece que las refriegas y encontronazos, sin poder considerarse de gran intensidad, son las mayores que se producen en la zona desde que concluyo la primera guerra en 1988”. La línea argumental se colapsa al final del párrafo: “en fin han pasado 45 años y el conflicto del Sahara sigue enquistado y sin perspectiva alguna de solución”. El relato termina con un pronóstico: se trata de una “guerra que Marruecos no va nunca a perder…”
A veces en estas tierras africanas nos invade la sensación de que en España, principalmente sectores de la vieja derecha cuya descendencia aun arrastra los traumas de Anual y de la capitulación de 1975, tienen una especie de morbo porque los saharauis sigan toda la vida en pie de guerra, aunque terminen lanzando flechas y extinguidos como los mohicanos. Total, mientras el vecino del sur siga enredado en problemas lejanos algún provecho se sacará. Solo desde esta óptica se podría entender la arremetida del ilustre profesor contra J.L. Zapatero y el MSP. De no ser así habría celebrado el que se alzaran voces en favor de una paz que, sin duda, saharauis y canarios, por la cuenta que les trajo la guerra del Sahara, estarían deseando más que nadie.
Para concluir, un último apunte: los miembros del “llamado Movimiento”, Sr. Pomares, muchos de ellos sudaron la gota gorda en la primera guerra en el Sahara, que por cierto no “concluyo en 1988” sino dos años después. Sus inquietudes y deseos merecen respeto, entre otras razones, porque sus armas, tuvieron mejor uso y por una causa mucho más decente que la pistola de Milan Astray.
Hach Ahmed Primer secretario de MSP