Una actividad diplomática inusual se desarrolla desde hace semanas entre las principales capitales del norte de África con el objetivo de impulsar una solución del problema del Sáhara Occidental.
El subsecretario americano para los asuntos del norte de África, Joshua Harris, en Argel y Rabat para despachar con los ministros de asuntos exteriores de ambos países. Es el segundo viaje a la región que efectúa el representante del Departamento de Estado en los últimos tres meses.
Simultáneamente, el Enviado Especial de la ONU, Steffan De Mistura, en Madrid para consultas con el jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares tras la reciente gira de este último por Marruecos, Mauritania y Senegal.
En síntesis, un gran despliegue impulsado por el Gobierno de Estados Unidos que por boca del subsecretario J. Harris ya no oculta su impaciencia en cuanto a la necesidad de una solución para este contencioso.
Para los centros de poder con influencia, especialmente Washington. no es de recibo que este viejo conflicto en cuya solución invirtió recursos ingentes a través de la MINURSO siga perturbando y tensando las relaciones entre las dos principales potencias del noroeste africano. Según Harris a Estados Unidos le preocupa que la proliferación de conflictos y guerras en otras regiones como el Sahel termine contagiando el noroeste africano.
Momento crucial para el Sáhara
En su anterior viaje el diplomático estadounidense reveló incluso que su gobierno tenía listo un plan “realista” para la resolución del contencioso saharaui. Fuentes solventes en Madrid sostienen que la Administración del presidente Biden está decidida a “forzar” una solución del problema del Sáhara Occidental en los dos años que restan del mandato del actual secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
Se trata, sin duda, de un momento crucial del que depende el destino del pueblo del Sáhara Occidental y la estabilidad en el norte África. Por ello el Movimiento Saharauis por la Paz (MSP) no puede sino manifestar su satisfacción por el renovado interés de la Comunidad Internacional y del Gobierno de Estados Unidos de cara a un arreglo del problema.
La ocasión es propicia también para exhortar a las demás partes involucradas, especialmente Argelia, Marruecos y el Polisario a cooperar con buena fe y espíritu de avenencia a fin de que dichos esfuerzos culminen en un arreglo justo y duradero y entre todos conjurar los peligros y amenazas que planean sobre nuestra región.
En la II Conferencia Internacional por el diálogo y la paz en el Sáhara Occidental, celebrada a finales de octubre pasado en Dakar (Senegal) el Movimiento Saharauis por la Paz (MSP) dio a conocer una propuesta de solución “win-win” (sin vencidos ni vencedores) que pone a disposición de las partes enfrentadas y las instancias mediadoras para ser discutida y si es necesario ampliada o ajustada.
Pues, objetivamente, nos asiste la razón para pensar que junto a los altos intereses de Marruecos y del pueblo del Sáhara Occidental el plan de arreglo en cuestión podría incluir implícita o explícitamente garantías para los intereses de Argelia y de Mauritania poniendo fin al ciclo de confrontación y adversidades y abriendo otro de estabilidad, cooperación y prosperidad que, hoy por hoy, claman y sueñan todos los pueblos del Magreb.
Nuevo tablero político saharaui
Si bien apenas lleva tres años existiendo el MSP ha hecho un gran recorrido afianzándose entre la opinión saharaui y en el exterior como fuerza política sensata, alejada de los radicalismos, pero con credenciales de un nacionalismo moderado provisto de voluntad y capacidad para pasar página y convivir con el Reino de Marruecos a través de una solución de compromiso con garantías.
La aparición del MSP en abril de 2020 ha alterado el tablero político saharaui. Por más de medio siglo la dirección del Polisario ha estado decidiendo por sí sola en nombre de los saharauis sumiéndoles en una guerra destructiva y arrastrando a miles de familias a un exilio interminable lejos de su tierra. Aun le cuesta asumir que los tiempos han cambiado y que la vía armada y las posiciones maximalistas solo le conducirán al suicidio o en el mejor de los escenarios a la capitulación pura y simple.
El buen juicio, la altura de miras y el sentido de la responsabilidad para con nuestro pueblo nos interpelan a dar un paso en la dirección correcta, mancomunar los esfuerzos y no desperdiciar la nueva oportunidad a nuestro alcance.
A las autoridades argelinas les instamos a prestar atención a otras voces y opiniones saharauis que o bien nunca se identificaron o dejaron de comulgar con la ideología y los métodos del Polisario.
Han de entender que del mismo modo que el FLN, artífice de las glorias de la revolución argelina dejo hace tiempo de ostentar el título de representante único y legítimo, con mayor razón debieran deducir que el Polisario, cincuenta años después de su creación y con los mismos lideres al frente, no puede monopolizar la representatividad de los saharauis, máxime si se tiene en cuenta que su trayectoria acumula más errores y sombras que aciertos y luces.
No es de extrañar que, una vez alcanzada la solución y al amparo de una sociedad saharaui regida por normas democráticas plenas, el Polisario, como opción política con ese pasado, termine relegado a un puesto marginal por el veredicto de las urnas.
Argel debe escuchar al MSP
Dicho lo anterior, en Argel sería muy útil y esclarecedor que en este momento decisivo se escuche al MSP, a los notables tribales y otros exponentes de la sociedad civil saharaui que representan a una mayoría fuera del espacio de influencia del Polisario en los campos de Tinduf.
Marruecos por su parte ha de ser más explícito en sus planteamientos, sacar su oferta autonómica de la zona de penumbra, demostrar que es sería y creíble y si es necesario abrir vías de diálogo con esa mayoría dispuesta a avanzar hacia una fórmula de compromiso.
Indudablemente la intervención de Estados Unidos junto a la reactivación del proceso político por parte del Enviado de la ONU constituye una oportunidad histórica que nos emplaza a todos si de verdad nos importa el bien de nuestro pueblo y de los demás pueblos de la región.
Los saharauis no debemos perder de vista que sin el entendimiento entre las dos principales potencias de la región, Marruecos y Argelia, difícilmente habrá solución para el diferendo del Sáhara Occidental ni paz y estabilidad en la región.
Es hora de trabajar por la solución posible y dejar de ser la “manzana de la discordia” entre los dos gigantes
Hach Ahmed
Primer secretario de Movimiento Saharauis por la Paz (MSP).